Hace un año fui pregonero en mi pueblo. Ya me puedo morir tranquilo. Hoy toma el relevo al frente del pregón la Coral Valle de Mena, que ha cumplido las bodas de plata cantando de pueblo en pueblo las melodías de toda la vida que a tanta gente hacen felices. Desde la distancia, en Vitoria, a 75 kilómetros de Villasana, me curo la nostalgia de no poder estar en la Plaza con mis amigos recordando el pregón que leí desde la balconada del Ayuntamiento del Valle de Mena. Empezó así, tras un toque de cornetilla, tal y como hacían los viejos pregoneros que contaban a sus vecinos a voz en grito los bandos y sucedidos de los pueblos:
CORNETILLA.
Vecinos de
Villasana de Mena. Como pregonero vuestro que soy os debo una explicación. Y
esa explicación que os debo os la voy a pagar.
CORNETILLA
Por orden del Señor
Alcalde, se hace saber…
Se hace saber que
tengo aburridos a mis amigos. Están hartos de que les comente que soy el
pregonero de las fiestas de mi pueblo. Dicen que soy un pesado, pero no me
canso de repetirlo. “Soy el pregonero de las Fiestas de Villasana”. Nací para
esto, para contar noticias. Mejor buenas que malas, aunque la gente te presta
más atención cuando relatas tragedias.
CORNETILLA
Esta blusa que
llevo es un homenaje a un grupo de meneses y menesas que hace 40 años cambiaron
estas Fiestas de San Antonio y Santa Filomena. Me refiero a la Peña Los
Dormilones, que se formó en aquellos años 70 para inundar las calles de
Villasana con sus ganas de cachondeo. Hoy día Los Dormilones, que al principio
se llamaron El Silencio, ya no salen como peña, pero su semilla ha fructificado
y son otras peñas las que han cogido el relevo para dar esplendor a las fiestas.
CORNETILLA
Cuando me llamó
Armando para proponerme ser el pregonero, le pregunté que cuánto había que
pagar. Es un honor que no merezco. No tuve la suerte de nacer en Villasana,
pero soy menés por los 4 costados de mis 4 abuelos: Tomás, Concha, Josefa y
Patricio. No es la primera vez que disfruto del privilegio de abrir las fiestas
de Villasana. Ya me pasó hace 43 años.
Mira si ha llovido que hasta el río Cadagua se acabó llevando la vieja plaza
del ayuntamiento en el 83.

En 1974, San
Antonio cayó en jueves. Yo aún no había cumplido 13 años. Aquel mes de junio
del 74, mi padre, Manuel Cámara, me mandó coger el acordeón para abrir las
fiestas de Villasana. Por aquel entonces todo era muy distinto. Franco no se
había muerto todavía, el River Club era la Meca del Valle de Mena, gracias a
Minguín venían por Villasana los más grandes artistas del momento: Sergio y
Estíbaliz, Karina o Jeanette. Estaban de moda los pantalones de campana, ligar
era un milagro y bailar a lo agarrao no estaba al alcance de todos los mortales.
Y a mi padre, a Manolo, el de Deportes Cámara, no se le ocurrió otra cosa que
decirme que cogiera mi acordeón para abrir las fiestas de San Antonio y Santa
Filomena. Por aquel entonces, los niños obedecíamos a nuestros padres sin
rechistar. Una orden era una orden. Así que me abracé al acordeón y me monté en
un biscuter. Un biscuter era un cochecito cuyo tamaño enano rozaba el ridículo.
La cuadrilla de mi padre había pensado lo gracioso que iba a resultar verme
tocar a bordo de un cochecito enano de aquellos. Yo era un niño acostumbrado a
tocar ante un público silencioso y la que se montó fue de órdago a la grande.
Cuando llegúe a mi casa, cogí el acordeón y lo bajé al sótano, donde estuvo
castigado tres años. Hoy he decidido volver a
tocarlo, en memoria de mis padres, Inés y Manolo, que tanto disfrutaban
con su música. Va por ellos y por vosotros. MENESES, MENESAS:
¡VIVAN LAS FIESTAS DE SAN ANTONIO Y SANTA FILOMENA!
¡VIVAN LAS FIESTAS DE VILLASANA DE MENA!
MINGUÍN, NO TE VAYAS. CALIENTA MOTORES.
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PIDO PERDÓN POR LA MALA CALIDAD DE LA FOTO DE MINGUÍN Y SU ISOCARRO. SIN EMBARGO, LA CALIDAD HUMANA DE MINGUÍN ESTÁ FUERA DE TODA DUDA. GRACIAS, CHOFER. |
Gracias porque al leer este pregon me has hacho recordar momentos tan entrañables.
ResponderEliminarGracias a ti, Álvaro. Que nuestras emociones se construyan con recuerdos, pero también con ilusiones, proyectos y esperanzas.
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