jueves, 4 de septiembre de 2014

EL EXPOLIO DE LA CULTURA MENESA (Capítulo Primero)

Agosto 1983. Iglesia de Vallejo
Mi infancia son recuerdos de un guindo de Villasana. Estaba en la trasera de la calle La Isla, donde viví doce veranos de niño y seis duros años de crudos inviernos húmedos en mi adolescencia y juventud. Cuando los mayores daban la orden, los niños teníamos que recoger las guindas que daba aquel árbol de la familia. Era nuestro guindo y por eso podíamos recolectar sus frutos.
En nuestro querido Valle de Mena no todas las personas han distinguido lo que es su propiedad privada y lo que son bienes de la comunidad. Los meneses sabemos bien dónde está aquella pila bautismal que desapareció misteriosamente con las bendiciones de un párroco, aquellas cerámicas de un edificio religioso protegido que alguien cambió de lugar, aquel libro antiguo de incalculable valor que una familia atesoraba en su biblioteca y que algún desaprensivo se llevó con la excusa de hacer unas fotocopias y que, por supuesto, jamás volvió a sus legítimos propietarios. Propiedad privada, bien común... La línea que los separa parece bien fácil de delimitar, pero los amigos de lo ajeno tienen como divisa de su escudo de armas: "Lo mío es mío y lo tuyo también".
San Lorenzo de Vallejo.
Sin embargo, en el Valle de Mena tenemos a gala presumir de un lema heráldico que dice "Para estar, ser hidalgo necesitar". A través de este blog titulado "Memorias de Mena" vamos a ir desgranando con nombres
y apellidos, con fechas y testimonios, quién es quién en el Libro de los Grandes Expoliadores de los Bienes Culturales que son patrimonio del Pueblo. Uno a uno, con pelos y señales. Que se vayan poniendo nerviosos ellos y sus herederos.
Continuará...

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